Las mujeres al frente en la lucha por los derechos humanos
en centroamérica
La defensa de los derechos humanos ha estado marcada históricamente por la violencia y la discriminación de quienes la llevan a cabo. Según el informe Siempre en Pie de Global Witness, el año pasado fueron asesinadas 177 personas por su labor de defensa de derechos, y de este número, las mujeres defensoras sufrieron el 11 % del total de esos ataques mortales. Si bien a primera vista esta cifra puede parecer un porcentaje relativamente bajo, en realidad, esconde hechos mucho más complejos. Un claro ejemplo es la región centroamericana, con una tendencia creciente hacia los fundamentalismos, donde no se espera, que las mujeres alcen la voz y desafíen al status quo. Estas mujeres además de ser víctimas de agresiones por su activismo, también se enfrentan a violaciones de sus derechos humanos por motivos de género, sumado a múltiples interseccionalidades como etnia, discapacidad, orientación sexual, edad entre otras, que generan, aún entre ellas, mayores niveles de estigmatización.
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En un conversatorio desarrollado por Oxfam en el 2023 entre mujeres defensoras y representaciones diplomáticas acreditadas en Honduras, se resaltaron como los principales desafíos a los que se enfrentan, las siguientes: actitudes misóginas, amenazas de agresión sexual hacia ellas y sus hijas, falta de acceso a la justicia, asesinatos, cárcel, así como difamación basada en género cuestionando su sexualidad, y la agresión verbal que reprueba su participación en la vida pública, buscando reducirlas a las actividades de cuidados en la familia y comunidad. En el caso de El Salvador, según un comunicado de prensa de OACNUDH, un ingrediente adicional es el reiterativo estado de excepción, que entró en vigor desde marzo del 2022 y que de manera preocupante puede coartar la libertad de expresión y asociación de las mujeres. El debilitamiento del Estado de derecho y la integridad del sistema legal desalientan la apertura del espacio cívico y las mujeres han alzado la voz denunciando tácticas intimidatorias y campañas de desprestigio a causa de su labor.
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En Centroamérica, las mujeres defensoras identifican como principales agresores a policías, autoridades y empresas. No obstante, aunque en menor grado, existen agresores identificados dentro de las comunidades y organizaciones a las que pertenecen. Según OACNUDH en la aldea Chichipate, en El Estor (Izabal), Guatemala, la guía espiritual maya q’eqchi’ Adela Choc Cuz fue acusada de realizar brujería, presuntamente por integrantes del Consejo Comunitario de Desarrollo de la aldea. Ella y su familia fueron agredidas físicamente, amenazadas de ser quemadas vivas y obligadas a desplazarse.
También, el creciente autoritarismo y la falta de independencia en el sistema de justicia convierten a los países de la región centroamericana en tierra fértil para la criminalización de mujeres defensoras. En Nicaragua, según el informe de CEJIL perseguidas por defender y resistir las mujeres defensoras de derechos humanos han sido obligadas a ejercer su labor en la clandestinidad, ante el combate de cualquier voz que resulte disonante para el gobierno y sus políticas.
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La criminalización de mujeres defensoras mediante el uso indebido del derecho penal es una forma moderna de frenar las luchas colectivas y proteger los intereses empresariales vinculados a la explotación de los recursos naturales. Lo anterior en un contexto racista, clasista y patriarcal. Urge entonces la acción gubernamental que proteja la labor de las mujeres defensoras de derechos humanos con Mecanismos de Protección robustos que ante amenazas diferenciadas dicten medidas particulares de protección.
Oxfam en Centroamérica reconoce la valentía de las mujeres defensoras, cuyo liderazgo ha permitido la preservación de la identidad cultural, la medicina, las artes, el idioma, la gestión de los efectos del cambio climático y han traspasado de generación en generación los conocimientos ancestrales en torno a la gestión colectiva de los territorios.
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“En Honduras, como en todo Latinoamérica y el Caribe, las mujeres estamos en primera línea de la lucha por nuestros derechos, contra la discriminación racial y por la defensa de nuestro entorno y nuestra supervivencia. Y no lo estamos sólo con nuestros cuerpos, sino también con nuestra fuerza, nuestras ideas y nuestras propuestas. No sólo damos a luz bebés. También ideas y acciones”. Miriam Miranda del pueblo Garifuna, Costa Atlántica de Honduras.